Una de las mayores preocupaciones de las instituciones educativas (IE) está centrada en la captación de nuevos alumnos y alumnas. Esto se refleja en los recursos y presupuestos que se utilizan en las estrategias de marketing educativo. Sin embargo, a algunas se les ha olvidado o dejan de lado su propósito social y se obstinan por hacer del centro educativo un negocio, mermando la calidad académica y su compromiso social como espacios de crecimiento cognitivo, emocional y social de las y los estudiantes que acuden a sus aulas.
En esta gran transformación que se está gestando a nivel mundial para poner en el centro de toda actividad humana a la sostenibilidad, muy pocas instituciones educativas están presentes en esta nueva narrativa; cuando tendrían que ser de los principales actores, ya que a través de sus alumnas, alumnos y docentes, pueden impulsar los grandes cambios que la sociedad está necesitando.
En un ejercicio muy básico, en el suplemento escolar que edita un diario de mi ciudad en el que se publicitan las principales instituciones educativas, solo una de estas hace mención dentro de su contenido publicitario, a un tema de sostenibilidad y es a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).El Centro Mexicano para la Filantropía (Cemefi), organismo que otorga el Distintivo de Empresa Socialmente Responsable (ESR), publicó su lista de empresas que lograron su acreditación en la categoría de Mipymes (menos de 250 empleados), en donde aparecen solo dos colegios de los 1264 participantes.
Echar un vistazo a los criterios ESG (Enviromental, Social, Governance), a los principios del Pacto Mundial o a los ODS para asumirlos, no solo como temas a revisar dentro de los programas educativos, sino para tomar elementos para el diseño de nuestro modelo de gestión en las instituciones educativas, sería un excelente ejercicio y de gran ayuda para nuestro planeta.
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